miércoles, 14 de diciembre de 2011

Día a día




Hay momentos en los que me encantaría ser otra persona, tener otra vida. Hay veces que desearía que la tierra me tragase. O incluso fantaseo lo fácil que sería vivir sin corazón, sin sentir absolutamente nada. Sé que es imposible, y que llego a esas conclusiones sin tomármelo realmente en serio. Pero aun así, no puedo evitarlo...Sobre todo cuando me domina la imotencia, la rabia. Cuando me siento sola e incomprendida.

Porque a veces la vida se complica de tal manera que pierdes las fuerzas de enfrentarte a ella y a sus problemas. Solo quieres alejarte de ellos, ignorarlos como si no estuvieran. Pensar en otras cosas banales, sumergirte en fantasías que sabes que jamás se cumplirán. Viajar en el tiempo y recordar el pasado. Te parece que antes todo era mucho más sencillo, y añoras la felicidad que sentías al ser un niño, viviendo en la completa ignorancia.

Son épocas, son días, son personas, son obligaciones y responsabilidades. Son ellos los factores que influyen en el juego de la felicidad. Y hay situaciones en las que sientes que no puedes con todo.

Últimamente sientes que las personas más cercanas a ti te están decepcionando. El estrés te desgasta y te come por dentro, impidiendo ue pienses sin claridad. Pagas tu mal humor con los que menos se lo merecen y luego te sientes culpable por ello, pero ni siquiera te atreves a pedir perdón. Te lamentas por dentro, pero disimulas y aparentas que no pasa nada.

Pero te das cuenta de que lamentarse no sirve. Y de nuevo ahí está la impotencia, ahogándote, dejándote al borde las lágrimas. No sabes cómo escapar de tus problemas, te sientes tan perdido y desorientado... Finalmente acabas resignado, te muestras indiferente y actúas lo mejor que puedes.  Qué remedio te queda.
 "Así es la vida", piensas encogiéndote de hombros y esperando que mañana sea otro día.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Actuar

¿Alguna vez has hecho algo por puro instinto? 
¿Te has dejado llevar por tus impulsos? Sí, seguramente sí. 
Es una sensación temporal, aparece tan pronto como desaparece, sin dejar rastro. Como una bocanada de aire expirado una noche de Enero. No sabes adonde va después, y no te importa. En ese momento, solo sabes que has expirado de forma automática. Has actuado por instinto, instinto de supervivencia.
Otras veces el instinto va más allá. No se trata solo de sobrevivir. Y es cuando el factor humano actúa de pleno. La conciencia, los sentimientos, la adrenalina... Todo se mezcla en un peligroso vórtice de sensaciones que nos incitan a actuar de cierta manera. Y es entonces cuando decidimos irracionalmente, aislando nuestra mente, dejando libre la sangre que corre por nuestras venas. Escapamos del mundo por ese instante, liberamos el corazón de sus rejas de alambre. No sabemos por qué lo hacemos, y tampoco nos preocupa demasiado. Pero lo necesitamos, es así.

Actuar sin pensar te puede jugar malas pasadas. Yo lo sé.
Puedes cometer grandes errores, irremediables algunos. Puedes causar dolor, tanto a ti como a los demás.
Tal vez pienses cosas inimaginables, sientas algo nuevo o recuerdes ciertos momentos de tu vida.
Quizás vuelvas a descubrir ciertos aspectos de ti mismo que creías estaban ocultados, enterrados en lo más hondo de tu ser.  Puede que te plantees nuevas cuestiones, que veas todo más claro o por el contrario,  consigas confundirte todavía más
Pero hay veces que si no te dejas llevar por tus impulsos, no sabrás nunca lo que realmente sientes.
Y eso quizás pueda desemnbocar en un gran error del que luego te arrepientas continuamente el resto de tu vida.

No sabes por qué lo haces. No te entiendes. 
Y sin embargo, no te arrepientes de ello.
Quién sabe las consecuencias que podrá tener ese acto. Tampoco quieres pensarlo.
Te engañas a ti mismo, negando que puedes estar perjudicándote más. 
Pero sientes que necesitas arriesgarte, aunque nadie te entienda o te apoye.
Aunque creas que el mundo va en tu contra.
Y te sientes solo, incomprendido. Te refugias en tus pensamientos. Únicamente intentas reconfortarte.
Quieres dejar que pase el tiempo, que él sea quien te demuestre la razón por la que has actuado.
 No sabes si vives de una ilusión o de un recuerdo, pero no quieres sufrir.
Y no sabes como salir de ese agujero sin ser lastimada. 
Todas las opciones te parecen malas.

Qué difícil es actuar bien.






domingo, 20 de noviembre de 2011

Bien...mal



¿Cómo saber si actúas bien o mal?
¿Qué es lo correcto en cada situación?
¿Cuándo algo es objetivo y cuándo no?

Antes de actuar siempre piensas las consecuencias que puede llegar a tener la decisión que tomes. Intentas crear una balanza, por una parte con los aspectos positivos, por otra, con los negativos. Una vez planteado el problema y las posibles soluciones llega la hora de la elección.

Una sola elección puede cambiar tantas cosas... Y a veces no eres consciente de ello.Casi siempre decides pensando en qué es lo mejor para ti, pero ¿y si no lo sabes realmente? Puede que pienses que algo te conviene, cuando en verdad es totalmente al contrario. ¿Cómo darte cuenta de que te estás equivocando? ¿Pidiendo consejo? No, es imposible.
Estás diseñado para errar, para tropezar y caer millones de veces. No importa cuantas veces reflexiones y desde cuantas perspectivas mires el problema, porque jamás podrás evitarlo. Caerás, una vez, y dos, y tres... Pero eso no es significativo. Lo que importa es tu capacidad de aprender de los errores, para no volver a cometerlos jamás. Es tu fuerza para levantarte, tu coraje, tu valor para impdedir que el miedo a volver a equivocarte no te haga cambiar lo que hay dentro de ti.

Puede que con tus decisiones perjudiques a gente que quieres y que te quiere, sí.
Y debes pensar siempre en los demás, .
Quieres estar en paz con ellos, sin tener conflictos, hacerles felices, .
Pero recuerda que es TU vida
y la de nadie más. Que solo tú puedes decidir por ti.
No hagas algo por obligación si realmente no lo sientes. Actúa con el corazón siempre, dejando que la conciencia te guíe, pero que no te manipule.
Vive en armonía con esas personas que significan tanto para ti, piensa en ellos en cada decisión que tomes, pero no olvides que debes actuar siempre por ti mismo, sin influencias de ningún tipo. Solo así podrás saber realmente qué es lo mejor para ti.
Pregúntale a tu corazón, deja razonar a tu mente, ve más allá de lo que ven tus ojos. Solo de esta forma podrás tomar la elección acertada.

No pienses en el bien y el mal como conceptos antónimos porque no lo son.
Porque la línea que los separa es totalmente discontínua y no existen fronteras delimitadas entre ambos. Son ideas relativas, siempre subjetivas.
Nunca podrás saber a ciencia cierta si haces bien o haces mal. Podrás actuar bien para ti y mal para los demás y perfectamente al contrario. Pocos actos pueden considerarse como "buenos" o como "malos", al igual que las personas.
Ser bueno significa encontrar un equilibrio entre tus sentimientos, mezclándose en ellos tanto los positivos como los negativos. No dejando que te dominen estos últimos, pero dejándolos fluir. Porque el mundo es así, un chaos de energía en equilibrio. Expandiéndose sin control, pero manteniendo cierto orden. Donde las decisiones implican acontecimientos, consecuencias: orden o chaos.

Siempre eres libre en tus elecciones, no lo olvides ni dejes que te priven de ello. y solo tú eres el dueño de ti mismo.

martes, 18 de octubre de 2011

Risas y sonrisas



Una mirada cómplice es suficiente. En cualquier situación es posible.
No puedo describir qué se siente en cada una de ellas. Porque cada una es tan diferente y al mismo tiempo tan parecida... Es extraño y mágico.
Es un gesto que puede expresar mil sentimientos. Se puede llegar a obtener en las peores situaciones, y son en éstas cuando más lo valoramos. Porque nos sentimos mejor y hacemos sentir mejor a los demás. Siempre es bueno intentar que una persona lo experimente.

Porque... ¿qué es la vida sin sonrisas? Sería un mundo gris y lúgubre, donde la alegría estaría ausente la mayor parte del tiempo. Sería un mundo en el que no querríamos vivir. Porque una sonrisa nos ilumina cuando más lo necesitamos, porque es algo que necesitamos para ser felices.
Hacer reír a una persona es un don. Y reír es el mejor regalo que te pueden hacer.
Hay tantas formas de reír y sonreír....
Una sonrisa traviesa, invitándonos al juego de la seducción; risas a carcajadas entre amigos en las que no puedes parar aunque quieras; una sincera sonrisa de agradecimiento o cortesía; una risita ahogada en medio de clase intentando pasar inadvertida; risas cómplices entre amantes; sonrisas tristes y desilusionadas, intentando ver luz dónde no la encuentran; risas incontrolables y sin sentido que nos llevan al llanto; risas nerviosas en situaciones incómodas; risas personales e innimitables; sonrisas llenas de amor; una media sonrisa un tanto forzada; la inconfundible risa histérica de las cosquillas...

Cada una es especial a su modo, y ninguna es más importante que las demás.
Todas tienen un poder inmesurable, más del que creemos. Cuantas más se crucen en nuestro camino, más dulce es nuestra vida. Valen más que el dinero, más que el petróleo, más que cualquier cosa material,  y no nos damos cuenta de ello. 

Hagamos un pequeñísimo esfuerzo por sonreír y reír más. Tengamos como objetivo llenar al mundo entero de este sencillo gesto. Porque conlleva momentos tan felices que, en un futuro sonreiremos satisfechos de ello, alegres al recordar tan bonito pasado que creamos así, riendo.



domingo, 4 de septiembre de 2011

La vida

¿Por qué a mí? ¿Qué he hecho yo para merecer esto?
Son preguntas que todos, tarde o temprano nos llegamos a plantear.
Y es que la vida nos da muchos momento alegres e inolvidables que nos hacen sentir felices cuando los recordamos, pero también nos regala ,sin nosotros haberlo pedido, situaciones desagradables. Donde l vida nos pone a prueba esperando ver nuestra reacción, para ver si somos capaces de afrontar el problema o no. Para comprobar si somos fuertes, si nos podemos levantar impunes tras una enorme caída al vacío. 
Muchas veces se aplica a Dios, ese ser supremo e invisible que todo lo crea y controla, la responsabilidad de nuestras alegrías y desgracias. Pero yo no creo que un dios nos castigue o nos premie por nuestros actos.
Si de verdad existiera ese dios tal y como lo describen, ayudaría a quien lo necesita de verdad. No existiría la injusticia. Las buenas personas no serían las que más sufren en este mundo.Por desgracia, no es así.

Tampoco creo en el destino... al menos no completamente. Porque creo que una persona es totalmente libre, que siempre tiene una elección.Una elección que tendrá sus consecuencias, y que puede determinar todo su futuro, por insignificante que parezca. Sin embargo, hay una fuerza que está ahí, invisible a los ojos de las personas. Algo que crea y destruye caprichosamente, sin tener en cuenta nada más que su naturaleza. Una energía que se mueve por todo el universo y nos convierte en simples peones de un juego muy complicado, que es vivir y sobrevivir. Algunos lo llaman suerte, otros destino. O simplemente casualidad.
Yo creo que hay algo más, me gustaría pensar que todo ocurre por una razón... Que la vida a cada uno nos quiere enseñar una lección. Pero a veces son tan injustas y horribles las situaciones que deben afrontar inocentes personas, que alejo esa idea de mis pensamientos.

Y entonces me lamento, porque sé que nunca comprenderé de qué se trata. El significado de la vida...
La gran pregunta histórica que seguirá siempre ahí, en la mente de todos y cada uno de nosotros.

Así que, debemos tratar de vivir con lo que nos ha tocado, disfrutar de las cosas buenas que nos lleguen en la vida y tratar de sentirnos bien con nosotros mismos. Tener claro que la vida puede dar muchas vueltas, y muchas veces dependerá de nuestras elecciones. 

Sólo se vive una vez...

martes, 2 de agosto de 2011

Dolor

Sé lo que se siente cuando te clavan un puñal por la espalda.  Repentinamente notas como el dolor aparece de la nada y se inyecta en tu sangre. Lentamente. Torturándote. Sientes que tu alma se parte en dos y por un momento crees no poder soportar tanto dolor. Te mareas, tu corazón late frenéticamente pidiendo a gritos más oxígeno y tus pulmones no consiguen proporcionártelo. Lo intentas pero por más que lo deseas no puedes. Tu mente se ha bloqueado, las piernas te fallan y lo único que consigues ver es la oscuridad. Un abismo se cierne sobre ti, y no puedes escapar. Tienes frío y te estás quemando al mismo tiempo. Desearías morir para no sentir tanto sufrimiento.Te intentas convencer de que simplemente es una sensación y de que puedes controlarla. Pero al segundo siguiente, una nueva sacudida de dolor te llega sin previo aviso, como un poderoso tsunami, arrasando todo lo que encuentra a su paso. Así, día tras día, hora tras hora, minuto tras segundo. 
Al final no percibes el tiempo, pero tampoco te importa. Sólo quieres que ese maldito dolor se extinga por completo. ¿Pero qué hacer para conseguirlo?
¿Pretendes ignorarlo? Desgraciadamente no podrás, deberás seguir sufriendo, cicatrizar esa gran herida poco a poco, con paciencia y esfuerzo. No perder la compostura, seguir siendo tu mismo. Levantarte, seguir avanzando. Ser fuerte, luchar por ti mismo. Vivir

lunes, 4 de julio de 2011

Sin ti no somos nada

Una mirada, una lágrima.
Un gesto, una palabra.
Algo, una sola expresión en tu cara.
Una señal que me indique el camino,
Que me diga si estoy o no equivocada.
Un ruego, una disculpa.
Una caricia llena de dulzura.
Pero nada de eso llegó...
Sólo una promesa incumplida y sin culpabilidad,
y una desilusión mezclada con esperanza.
Mi mente intenta convencerse
de que con locura tú me amas.
Igual que yo a ti, igual que el mar a la luna
que depende de ella para seguir,
que le guía sin rencor, sin penas ni excusas.
Pero tus ojos ya no me miran igual,
tus palabras no significan nada.
Mis reproches no te importan,
mis sentimientos no te llaman.
Tú no eres tú,
y sin ti no somos nada.
Me derrumbo, me lamento,
no quiero terminar con esto.
Pero elegiste tu camino,
se desviaba demasiado del mío.
Tus labios, mis labios
no volverán a ser los mismos.

Ojalá te des cuenta de lo mucho que ambos perdimos.
Espero que sepas que te he dado más de lo que he podido.
Seguro que nunca encontraremos un amor tan bello y tan querido.
No intentes olvidarme, solo intenta no vivir conmigo.

martes, 28 de junio de 2011

Odio, amor

Te odio.
Te odio tanto porque te quiero.
Te quiero tanto que te odio por ello.
Y no sé qué hacer con esto que siento...

Te quiero cuando me besas,
te odio cuando me haces llorar.
Te quiero cuando me susurras promesas,
pero te odio cuando sé que nunca llegarán.

Me das paz y sosiego,
si me estrechas entre tus brazos.
Pero es puro fuego lo que siento
Cuando me mientes y me rechazas.

Odio sufrir por ti todo el t iempo,
odio el miedo que me inunda por dentro
cuando creo que te estoy perdiendo.
Pero te quiero, a ti y a tu sonrisa,
a tus dulces y sinceras caricias,
a tú mirada cómplice en la oscuridad,
a tus susurros entonando una melodía.

Odio quererte de esta manera,
porque todo se me hace tan difícil cuando no estás,
que creo que no sería capaz de vivir con tu ausencia.

¿Qué debo hacer, pues
con este sentimiento que me acecha?
Odiarte y quererte, quererte y odiarte
¿Debo vivir con esta condena?

lunes, 27 de junio de 2011

Escuchando al corazón...



Impotencia, maldito sentimiento...
Quiero que algo cambie desesperadamente, me gustaría manejar la situación como si de una marioneta se tratara. Por un momento, desearía que mi vida no fuera nada más que un videojuego, algo virtual donde se me permitiera volver atrás, donde las oportunidades fueran infinitas. Un mundo en el que cada personaje fuera como es, sin contradicciones ni trampa alguna. Podría usar trucos que solucionaran mis problemas tan solo apretando un botón.
Desgraciadamente, no es así.

Las personas somos impulsivas, a la vez que racionales (aunque esto último podría discutirse). Nos dejamos llevar sobretodo por nuestras intuiciones, sentimientos y sensaciones, y muchas veces no pensamos antes de actuar.
Para que una persona sea feliz consigo misma, es necesario que encuentre un equilibrio entre sus pasiones y sus razones (Platón estaría de acuerdo conmigo). Ha de pensar y reflexionar para después actuar correctamente. Aunque todos sabemos que esto teóricamente parece muy fácil, pero la realidad es bien distinta.

Me gustaría poder decir que yo he encontrado ese equilibrio, pero es imposible. Siempre voy a dejarme llevar por mis sentimientos, pues soy una persona impulsiva y bastante sensible. No me gusta ser así, es un sufrimiento añadido a la vida, pues la actitud de una persona repercute mucho en cuanto a su bienestar. Sin embargo, me he acostumbrado a mi manera de ser, y poco a poco he ido mejorando con grandes esfuerzos.

Pero no quiero hablar de impulsos, sólo de sentimientos. 
Hoy he hecho algo que no hacía durante mucho tiempo: he escuchado a mi corazón. 
Y sí, he decidido que no voy a hacer lo que me dicta. Porque implicaría más sufrimiento, más decepciones, más dolor... Y creo que ya he pasado demasiado tiempo con estas sensaciones en mi interior. Aunque nos cueste y nos parezca antinatural, hay momentos que debemos actuar con la mente. Tenemos que acallar esa vocecilla de nuestra conciencia que nos incita a actuar, sobretodo porque sabemos de sobra que eso solo nos llevará a sentirnos peor. Y sí, cuesta mucho no actuar impulsivamente, callarse las emociones y los desahogos, tragarse las lágrimas y las palabras de reproche, pero hay que hacerlo. Hay que tapar las heridas y pensar en otras cosas, como por ejemplo y en mi caso, debo pensar en mí misma.

Y es que me he dado cuenta de que el amor puede ser el mejor sentimiento que una persona puede experimentar, pero también puede ser el peor. Y puede que evadirnos de él sea lo más conveniente en ocasiones, porque incluso puede llevarnos a la locura.
Es normal: tantos momentos compartidos, tantas ilusiones, tantas promesas sin cumplir y tantos planes por realizar, tantos sentimientos ivolucrados...nos invitan a seguir creyendo en el amor. Pero hay que aprender a decir basta,a pensar racionalmente y ver las cosas desde afuera con objetividad y en frío. 

Eso he aprendido hoy, preguntando a mi corazón qué debía hacer he hallado la respuesta. Voy a intentar protegerlo de todas las formas posibles, para que nada ni nadie le haga daño de nuevo. Él se lo merece.
Ahora mi mente y mi razón ocuparán su lugar durante el tiempo que sea necesario, pues de momento es la única forma de sentirme no tan mal.

Impotencia, maldito sentimiento...


domingo, 29 de mayo de 2011

REFLEXIÓN

¿Qué es esto que siento? No es agradable, más bien todo lo contrario. Desearía con todas mis fuerzas no sentirlo ni un segundo más. 
¿Es rabia? ¿Es ira? ¿Tal vez miedo? No estoy segura.
Miro por la ventana e intento distrarme. 
El sol me achina los ojos, me impide ver con claridad. La suave brisa me despeina con sigilo, como si de una caricia se tratara. En mis ojos una lágrima se asoma tímidamente, con miedo a salir.
Y en ese mismo instante me doy cuenta de que estoy llorando. Esa lágrima era un simple aviso de lo que vendría después. 
Me enfado conmigo misma. No quiero llorar, no debo hacerlo. No sirve de nada, es un sufrimiento innecesario. Pero esa sensación lo único que me provoca es un llanto más sofocado. 
Ahora el mar no puede detenerse...



Cuantas cosas rondan mi cabeza. Me siento sola, más sola que nunca. Soy una incomprendida, todo a mi alrededor me parece injusto. Creo que el mundo está contra mí, y no entiendo por qué.
"¿Qué he hecho yo para merecer esto? ", me pregunto una y otra vez en mi interior.
No tengo una respuesta a esa pregunta, y de hecho no creo que esa pregunta lleve a ningua parte. En ese momento soy una simple víctima que tristemente se lamenta en soledad.
La impotencia me domina, desearía estar soñando. Me encantaría ser otra persona, vivir lejos de donde estoy, empezar de cero.
En ese momento no soy dueña de mí misma y me encantaría dejarme llevar por lo que sea, pero cambiar ese dolor por cualquier otro sentimiento.

Me limpio las lágrimas que han empapado mi rostro. Intento controlar mi respiración. Alejo todos esos pensamientos y miro el cielo azul. Es tan hermoso... transimite tanta tranquilidad y sosiego...
Las nubes blancas de algodón se mueven lentamente al ritmo del viento. Y mi mente, por un momento, se queda totalmente en blanco.
Ahora todo parece cobrar un nuevo sentido. 
Una melodía lejana llega a mis oídos. Intento adivinar de qué canción se trata. Cuando lo averiguo, esbozo una pequeña sonrisa. 

Puede que al fin y al cabo no fuera para tanto. Es más, tengo que estar feliz por todo lo que tengo y conservo. Pienso en aquello que me hace feliz, en que no vale la pena desperdiciar el tiempode esa manera.
Sé que ha sido un momento pasajero, y que por muy mala que pueda llegar a ser la situación, puede mejorar. Mi mente enfoca desde otra perspectiva. Los pensamientos positivos nacen y se desarollan poco a poco, llevándome lejos de donde estaba al principio.

Un pájaro atraviesa el cielo, libre y sin complejos ni preocupaciones. Sí,  a veces me gustaría ser como ese pájaro... y volar lejos de aquí sin ataduras ni problemas a los que atender. Pero si pudiera elegir, seguiría siendo yo misma. Pues únicamente se puede disfrutar de los buenos momentos cuando has pasado por otros que no lo han sido. Sólo así aprecias todo cuanto tienes a tu alrededor. Sólo así puedes entender verdaderamente en qué consiste la felicidad.

La felicidadad es un sentimiento como los demás, pero tan especial que por ello solo aparece temporalmente, en ocasiones, no siempre estará ahí...
Tras esta reflexión me tranquilizo, miro de nuevo el cielo y, aunque suene contradictorio, en ese momento y a pesar de todo, me siento muy FELIZ :)

sábado, 14 de mayo de 2011

Mucho más que un equipo

No lo entiendo.
La gente se comporta de forma extraña. Se contradicen contínuamente, piensan una cosa y no saben en realidad por qué lo hacen. Le llaman sentimiento, yo lo llamo hipocresía.

No me refiero a los típicos hipócritas que saben perfectamente que actúan de forma diferente a como se expresan hacia los demás, sinó a aquellos a los que les encanta defender una idea (por absurda que sea) simplemente basada en una percepción, un simple tópico o incluso un sentimiento transimitido de generación en generación y a causa de la sociedad en la que se envuelve.

Quiero hablar del fútbol.
Sí, soy una chica, y aunque no soy una total experta ni entendida de este deporte, me gusta verlo.
Desde pequeña he disfrutado viendo jugar a mi equipo, alegrándome con sus triunfos e incluso llorando con sus derrotas. No sé porqué soy tan aficionada a ese club, aunque uno de los factores que pueden influir sea la familia. Es cierto, la mayoría de las veces, los hijos seguimos las ideas de nuestros padres, que nos las inculcan (a veces indirectamente) desde que comenzamos a tener uso de razón. Pero cuando llegamos a cierta edad, podemos juzgar esas ideas, podemos preguntarnos si son racionales o no, pues ya somos capaces de decidir por nuestra propia cuenta.

Cuando crecí lo suficiente como para ser capaz de juzgar, comprendí que el corazón de muchas personas se inclina por aquello que considera "suyo", es decir, cuando se identifica con ello. Puede tratarse de una ideología, una idea, un sentimiento abstracto,  o incluso puede tratarse de una manera de ser.
Por eso en sencillo predecir la elección de una persona por un equipo concreto de fútbol. Ya sea por sus raíces, por su ideología política, por su manera de ser, etc. hay muchos factores que intervienen en la simpatía por un club o por otro.

Personalmente, estoy cansada de que critiquen a mi equipo desde que tengo uso de razón. Es por ello que tal vez mi vínculo con este equipo se haya incrementado durante estos últimos años de mi vida. Entiendo que a mi alrededor las personas se identifiquen más con el Valencia, pues representa su ciudad y mi ciudad. Pero no entiendo que juzguen a una persona por ser de otro equipo (concretamente el mío) o que su sentimiento de odio hacia un contrincante sea mayor que su deseo de victoria.
Yo siempre me he alegrado de las victorias de mi equipo, y nunca he destilado odio hacia otros. Criticar por criticar es un sentimiento que nace y muere sin ser útil para nadie.
Muchos se creen que por hacer eso son más fieles a su equipo, pero realmente es todo lo contrario. Es así como demuestran que su equipo no les interesa lo suficiente, por eso necesitan alimentar su pasión con odio, rabia y rencor hacia otro. Es decir, que "necesitan" del otro equipo para animar al suyo propio. Es un poco triste, pero es la pura realidad.
Lo he vivido durante toda mi vida, tanto en el colegio como en el instituto. Me cansaba de que mis amigos criticaran por criticar y yo me cansaba defender y discutir por meras absurdeces que rara vez tenían que ver en realidad con el deporte, sino más bien con una ideología.
Personas nacionalistas, centralistas, fascistas, republicanas... Está claro que estas ideologías pueden inclinarte más por un equipo o por otro por muchísimos factores diferentes, pero no está bien generalizar y creer que todo el mundo es de una forma simplemente por pertenecer a un equipo de fútbol o por nacer en una ciudad determinada. Y es que nos encanta generalizar en este pais.

Odio que me consideren de una ideología determinada cuando defiendo a mi equipo.
Yo me siento MADRIDISTA, pero no tiene nada que ver con la política, ni con la ideología, ni con el deseo de que España sea una nación centralista como lo fue hace muchos años (o no tantos).
Soy merengue, galáctica, mi equipo es el equipo blanco y eso siempre será así.
Tal vez sea por influencia de mi familia, pues llevo en mis venas sangre madrileña. Tal vez sea porque desde pequeña cuando veía que mis padres se alegraban cuando ganaba este equipo, yo también me sentía feliz de verles así. Quizás soy tan MADRIDISTA porque mi unión al club se ha hecho más fuerte a base de defenderlos contínuamente del ataque de los que están a mi alrededor y de quitarme de encima tópicos  pequeños pero grandes al mismo tiempo, que no han dejado de perseguirme nunca.

Sea por lo que sea, no quiero que me juzguen por ello. Me gusta como juegan, me gusta la pasión con la que siempre han ganado, me encanta saber que siempre estarán ahí luchando por la victoria y que jamás se rendirán hasta el último momento. Siento que es un gran equipo y que ha conseguido tantas cosas que mundialmente está valorado como se merece, Y creo que son galácticos, sí, porque los jugadores que han pasado por ese equipo son grandes estrellas que en rara ocasión no han brillado. Espero que el Real Madrid, siga defendiendo esas ideas, sentimientos nobles y puros de ganar, sin trampas ni cartones, sin prepotencias ni absurdeces. Que no se dejen avasallar por el eterno rival y que no desistan en ganarles por muy ardua que resulte la situación y por muy en contra que se pongan las cosas.

Solo puedo decir una cosa, pese a quien le pese, el Real Madrid es un equipo sin igual. El fútbol español y mundial no sería lo mismo sin él, y ha demostrado que puede ganar limpiamente a rivales igual de poderosos. Sino, se puede revisar la historia futbolera y entonces se puede ver quien dice la verdad y quien no.

Así que, madridistas de izquierdas, madridistas de derechas, madrileños o no, españoles o no, hombres o mujeres.. Nunca perdáis la pasión por el fútbol, pero mucho menos la pasión por el gran equipo, REAL MADRID.


¡HALA MADRID!