miércoles, 13 de marzo de 2013





No me gusta pensar en lo que fue y ya no es. No quiero creer que el pasado siempre será mejor que el futuro, porque es caer en el abismo del pesimismo y la tristeza. Pero hay momentos en los que tu mente te traiciona y sin remedio te dejas llevar por esos recuerdos que albergas en lo más profundo de tu corazón, como si de tesoros se trataran. Esos recuerdos que te llevan a un tiempo donde la vida era mucho más fácil y no puedes evitar extrañar. Donde todo te parecía perfecto, donde tus problemas eran insignificantes en comparación con el presente.
Y de repente, no puedes dejar pensar en ello una y otra vez. El pasado te persigue día y noche, sin dejarte respirar ni vivir. Insistiendo en que eches de menos aquello que tenías y te preguntes una y mil veces por qué no puede todo volver a ser como antes. ¿Qué es lo que ha cambiado? Absolutamente todo. Y entonces te arrepientes de tantas decisiones tomadas, pero también de las no tomadas. Te arrepientes de no haber hecho tantas cosas que habías planeado hacer y te lamentas porque crees que no aprovechaste el tiempo, ese maravilloso tiempo que ya no vas a poder recuperar. Y ahora es cuando te das cuenta de que jamás podrás recuperarlo, te das cuenta de que las cosas han dado un increíble giro de trescientos sesenta grados, y es muy improbable que puedas tomar esa misma dirección en tu vida. Porque ahora es demasiado tarde.

Y entonces te sientes vacía por dentro. Te falta algo tan importante como lo es respirar, y no puedes ser feliz así. Martirizándote, lamentándote, intentando poner remedio a algo que tal vez ya no lo tenga. ¿Cómo hacer entonces para que ese vacío se disipe? ¿Podrás hacer algo al respecto? ¿O simplemente deberás aprender a convivir con ello? ¿Hay alguna otra solución?

Siempre se puede hacer algo para recuperar lo perdido, pero no será fácil. Tal vez hayas de tomar otras direcciones demasiado atrevidas y arriesgadas, y tal vez tu miedo al rechazo te hagan desistir. Puede que finalmente te resignes a lo que tienes y tus ambiciones no lleguen todo lo lejos que pretendiste en su día. Tal vez tu vida se vuelva aburrida y monótona, sencilla, apagada. Tal vez tú te vuelvas así. 

No te conformes jamás... La vida da mil vueltas y debes autoconvencerte de ello. Puede que ahora no lo veas, puede que el cambio tarde demasiado, pero si persistes una y otra vez lo conseguirás finalmente. Así que no te resignes, intenta cambiar lo que no te guste de tu vida hasta perecer en ello. Porque desafortunadamente, sólo hay una vida y por eso debes vivirla lo mejor posible. Aunque miles de obstáculos se interpongan en tu camino, aunque llores incontables veces en soledad, aunque los recuerdos del pasado te persigan noche tras noche... Debes ser fuerte y seguir. Sólo así tal vez el futuro pueda llegar a ese pasado divino e idealizado. Tal vez puedas llegar a ser feliz.


No hay comentarios: