miércoles, 14 de diciembre de 2011

Día a día




Hay momentos en los que me encantaría ser otra persona, tener otra vida. Hay veces que desearía que la tierra me tragase. O incluso fantaseo lo fácil que sería vivir sin corazón, sin sentir absolutamente nada. Sé que es imposible, y que llego a esas conclusiones sin tomármelo realmente en serio. Pero aun así, no puedo evitarlo...Sobre todo cuando me domina la imotencia, la rabia. Cuando me siento sola e incomprendida.

Porque a veces la vida se complica de tal manera que pierdes las fuerzas de enfrentarte a ella y a sus problemas. Solo quieres alejarte de ellos, ignorarlos como si no estuvieran. Pensar en otras cosas banales, sumergirte en fantasías que sabes que jamás se cumplirán. Viajar en el tiempo y recordar el pasado. Te parece que antes todo era mucho más sencillo, y añoras la felicidad que sentías al ser un niño, viviendo en la completa ignorancia.

Son épocas, son días, son personas, son obligaciones y responsabilidades. Son ellos los factores que influyen en el juego de la felicidad. Y hay situaciones en las que sientes que no puedes con todo.

Últimamente sientes que las personas más cercanas a ti te están decepcionando. El estrés te desgasta y te come por dentro, impidiendo ue pienses sin claridad. Pagas tu mal humor con los que menos se lo merecen y luego te sientes culpable por ello, pero ni siquiera te atreves a pedir perdón. Te lamentas por dentro, pero disimulas y aparentas que no pasa nada.

Pero te das cuenta de que lamentarse no sirve. Y de nuevo ahí está la impotencia, ahogándote, dejándote al borde las lágrimas. No sabes cómo escapar de tus problemas, te sientes tan perdido y desorientado... Finalmente acabas resignado, te muestras indiferente y actúas lo mejor que puedes.  Qué remedio te queda.
 "Así es la vida", piensas encogiéndote de hombros y esperando que mañana sea otro día.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Actuar

¿Alguna vez has hecho algo por puro instinto? 
¿Te has dejado llevar por tus impulsos? Sí, seguramente sí. 
Es una sensación temporal, aparece tan pronto como desaparece, sin dejar rastro. Como una bocanada de aire expirado una noche de Enero. No sabes adonde va después, y no te importa. En ese momento, solo sabes que has expirado de forma automática. Has actuado por instinto, instinto de supervivencia.
Otras veces el instinto va más allá. No se trata solo de sobrevivir. Y es cuando el factor humano actúa de pleno. La conciencia, los sentimientos, la adrenalina... Todo se mezcla en un peligroso vórtice de sensaciones que nos incitan a actuar de cierta manera. Y es entonces cuando decidimos irracionalmente, aislando nuestra mente, dejando libre la sangre que corre por nuestras venas. Escapamos del mundo por ese instante, liberamos el corazón de sus rejas de alambre. No sabemos por qué lo hacemos, y tampoco nos preocupa demasiado. Pero lo necesitamos, es así.

Actuar sin pensar te puede jugar malas pasadas. Yo lo sé.
Puedes cometer grandes errores, irremediables algunos. Puedes causar dolor, tanto a ti como a los demás.
Tal vez pienses cosas inimaginables, sientas algo nuevo o recuerdes ciertos momentos de tu vida.
Quizás vuelvas a descubrir ciertos aspectos de ti mismo que creías estaban ocultados, enterrados en lo más hondo de tu ser.  Puede que te plantees nuevas cuestiones, que veas todo más claro o por el contrario,  consigas confundirte todavía más
Pero hay veces que si no te dejas llevar por tus impulsos, no sabrás nunca lo que realmente sientes.
Y eso quizás pueda desemnbocar en un gran error del que luego te arrepientas continuamente el resto de tu vida.

No sabes por qué lo haces. No te entiendes. 
Y sin embargo, no te arrepientes de ello.
Quién sabe las consecuencias que podrá tener ese acto. Tampoco quieres pensarlo.
Te engañas a ti mismo, negando que puedes estar perjudicándote más. 
Pero sientes que necesitas arriesgarte, aunque nadie te entienda o te apoye.
Aunque creas que el mundo va en tu contra.
Y te sientes solo, incomprendido. Te refugias en tus pensamientos. Únicamente intentas reconfortarte.
Quieres dejar que pase el tiempo, que él sea quien te demuestre la razón por la que has actuado.
 No sabes si vives de una ilusión o de un recuerdo, pero no quieres sufrir.
Y no sabes como salir de ese agujero sin ser lastimada. 
Todas las opciones te parecen malas.

Qué difícil es actuar bien.